De nuevo, el 20N
A los falangistas no es imposible olvidar el 20N, porque ese fatídico día fue asesinado JOSÉ ANTONIO en Alicante y dejó de forma humilde su testamento, como último documento del cual entresaco algunas de sus afirmaciones que no debemos olvidar nunca:
“No es menester que repita ahora lo que tantas veces he dicho y escrito acerca de lo que los fundadores de Falange Española intentábamos que fuese. Me asombra que, aun después de tres años, la inmensa mayoría de nuestros compatriotas persistan en juzgarnos sin haber empezado ni por asomo a entendernos y hasta sin haber procurado ni aceptado la más mínima información. Si la Falange se consolida en cosa duradera, espero que todos perciban el dolor de que se haya vertido tanta sangre por no habérsenos abierto una brecha de serena atención entre la saña de un lado y la antipatía de otro. Que esa sangre vertida me perdone la parte que he tenido en provocarla, y que los camaradas que me precedieron en el sacrificio me acojan como el último de ellos.”
¿Cuántos siguen sin aceptar la más mínima información de lo que es FALANGE ESPAÑOLA? ¿Cuántos camaradas han muerto intentando explicarlo y cuántos han sido postergados de la Sociedad y hasta del trabajo por intentarlo? No debemos desistir, Es preciso seguir en la brecha y no desalentarse por la incomprensión. Todos debemos recordar estas palabras y luchar por la difusión de las ideas.
“Allá cada cual. Para mí, aparte de no ser primer actor en cuanto ocurre, hubiera sido monstruoso y falso entregar sin defensa una vida que aún pudiera ser útil y que no me concedió Dios para que la quemara en holocausto a la vanidad como un castillo de fuegos artificiales. Además, que ni hubiera descendido a ningún ardid reprochable ni a nadie comprometía con mi defensa, y sí, en cambio, cooperaba a la de mis hermanos Margot y Miguel, procesados conmigo y amenazados de penas gravísimas. Pero como el deber de defensa me aconsejó, no sólo ciertos silencios, sino ciertas acusaciones fundadas en sospechas de habérseme aislado adrede en medio una región que a tal fin se mantuvo sumisa, declaro que esa sospecha no está, ni mucho menos, comprobada por mí, y que sí pudo sinceramente alimentarla en mi espíritu la avidez de explicaciones exasperada por la soledad, ahora, ante la muerte, no puede ni debe ser mantenida.”
No se hizo responsable de todo ni quería ser considerado primer actor de la guerra desatada, e incluso se disculpa de haber acusado a todos de habérsele aislado en una región que se mantuvo sumisa al gobierno de Madrid. Y más adelante dice:
“Otro extremo me queda por rectificar. El aislamiento absoluto de toda comunicación en que vivo desde poco después de iniciarse los sucesos sólo fue roto por un periodista norteamericano que, con permiso de las autoridades de aquí, me pidió unas declaraciones a primeros de octubre. Hasta que, hace cinco o seis días, conocí el sumario instruido contra mí, no he tenido noticia de las declaraciones que se me achacaban, porque ni los periódicos que las trajeron ni ningún otro me eran asequibles. Al leerlas ahora, declaro que entre los distintos párrafos que se dan como míos, desigualmente fieles en la interpretación de mi pensamiento, hay uno que rechazo del todo: el que afea a mis camaradas de la Falange el cooperar en el movimiento insurreccionar con "mercenarios traídos de fuera". Jamás he dicho nada semejante, y ayer lo declaré rotundamente ante el Tribunal, aunque el declararlo no me favoreciese. Yo no puedo injuriar a unas fuerzas militares que han prestado a España en Africa heroicos servicios. Ni puedo desde aquí lanzar reproches a unos camaradas que ignoro si están ahora sabia o erróneamente dirigidos, pero que a buen seguro tratan de interpretar de la mejor fe, pese a la incomunicación que nos separa, mis consignas y doctrinas de siempre. Dios haga que su ardorosa ingenuidad no sea nunca aprovechada en otro servicio que el de la gran España que sueña la Falange.”
Rectifica declaraciones falsas a él atribuidas, aunque suponga no favorecerle en su segura condena, y la afirmación de que los camaradas traten de seguir las consignas y doctrinas de siempre, les dirija quien les dirija.
Y cuanto a las cláusulas resalto sólo la primera.
“Primera. Deseo ser enterrado conforme al rito de la religión Católica, Apostólica, Romana, que profeso, en tierra bendita y bajo el amparo de la Santa Cruz.”
La memoria de nuestro fundador debe ser recordada y aunque algunos la mezclen con otros intereses, no debe escandalizarnos y sí afirmarnos aún más en nuestros postulados. Los que se aprovecharon y aún hoy pretenden aprovecharse de las formas de FALANGE ESPAÑOLA no tenían ni tienen nada en su contenido que les haga seriamente consistentes, que no sea el mantenimiento de un orden y la no integración de los enemigos. FALANGE ESPAÑOLA es un cuerpo de doctrina que tiene ESPAÑA como meta y todos los españoles tarde o menos tarde acabarán por entenderlo.
Gracias a todos los que hacen posible que la memoria de nuestro fundador no sea olvidada.
Luchemos por la Patria, el Pan y la Justicia. ¡Arriba ESPAÑA!